ESTEFANIBOOK
miércoles, 17 de septiembre de 2014
"Si en tu mirada me hago pequeño,
no son tus ojos,
no es la distancia,
es que me voy....
Si en tu mirada me hago pequeño,
no es tu sentimiento,
no es tu olvido,
es que debo partir...
Si en tu mirada me hago pequeño,
no lo lamentes,
no te entristezcas,
es mi derecho...
Si en tu mirada me hago pequeño,
siente en el calor de tu alma
la paz de un nuevo sentido,
testimonio de mi inmortalidad...
Si en tu mirada me hago pequeño,
no hay motivo para la desesperanza,
comparte el feliz instante
el anhelado reencuentro infinito...
(Añadiendo mi palabra en una canción country)
Siento en mi alma la presión de un día gris eterno y
lluvioso
en su silencio vacio de presagio alguno que me induzca a buscar el amor de tus ojos.
Siento en la mente la nieve de un frio perenne que no me deje acariciarte.
Siento en la hondura de mi corazón el pulso de un querer inexistente.
Siento que el tiempo me abandona en mis sentimientos, y nada vuelve ya.
(A
Javier en un sueño permanente)
martes, 16 de septiembre de 2014
Celebraré el silencio de los enamorados
que se miran a los ojos, y tienen sus manos enlazadas,
o que en un instante sienten el anhelo de abrazarse.
Celebraré el momento en que las bocas
nada pueden musitar, y los besos son luz y fuego.
Celebraré el silencio de los enamorados
cuando recorren los caminos de una tarde cualquiera,
o cuando remontan por la noche la escalera del amor,
cuando las rosas mueren de envidia silenciosa
testigos mudos de la rendida entrega.
Celebraré el silencio de los enamorados
que tiende como un velo sagrado su espesura
y los aísla a ambos del resto de las cosas.
Cuando con el nacer del alba reciben el rayo de luz
en el que pueden estrenar su ternura como ayer.
(A Cris, en tantos días inolvidables)
LUCES Y SOMBRAS, ASÍ SE
DENOMINA MI BLOG
Relatará lo que
trasciende más allá de la vida y de la muerte, según mis experiencias
personales con miles de ancianos en mi vida profesional. Será un espacio de
debate, la apertura de un consultorio, abrir un coloquio, dialogo, conversación
de expertos, un intercambio de ideas, un monólogo, algo para sentirme bien pero
que tratará, asimismo, de dar respuesta y consuelo al que lo demande.
Las luces y las sombras
han sido un referente en mi vida. La vida y la muerte fue una constante que
transcendió de lo profesional a lo personal. Y eso ocurrió durante 15 de los 38
años de mi vida laboral al servicio del Estado. Aunque los 23 años restantes
también estuvieran dedicados directa o indirectamente a la creación de
programas y posteriores servicios a la sociedad, bienestar social y, al final, mejor
conocimiento humano profundizando en él.
Madrid, Aragón y Castilla
La Mancha constituyeron mi destino como Director de una experiencia social
inédita anteriormente.
Fui Director de las
tres primeras Residencias de Pensionistas de la Seguridad Social que el
Ministerio de Trabajo, siendo ministro Licinio de la Fuente, instauró en
España, dentro de una Plan Nacional Gerontológico, que vinieron a romper la
idea concebida de Asilos y Establecimientos Religiosos dedicados a los ancianos
con escasos recursos económicos, que ya venían funcionando desde décadas.
Estas Residencias de
Ancianos (el Plan, en principio, recogía una por cada Provincia), nacieron en
1972, y estaban tuteladas, primero, por las denominadas Mutualidades Laborales,
y, posteriormente por el Instituto Nacional de Previsión.
Yo, acababa de terminar
mi carrera de Derecho en la Complutense de Madrid.
Recién acabado mi
Servicio Militar. Y no sabía lo que el destino me deparaba, tras unas pruebas en el Servicio Social de la Tercera Edad.
Y me encontré con un montón de abuelos. Un montón. Fueron los primeros que forjarían mi carácter y mi forma de ser y pensar. Transformaron mi existencia. La enriquecieron. La endurecieron. La dulcificaron. Me hicieron ser real. Al final, esos quince años fueron 5.475 días de dedicación pasiva y activa a mis queridos abuelos, días felices y días de gran amargura, de salud y dolor, aspirando el resto de sus vidas, en un encierro dorado, entre luces y sombras.
Mi experiencia en
Centros radicaba en que tenía que vivir 24 horas al día con ellos.
Yo tenía 25 años.
De mi libro " LA
VIDA EN UN INSTANTE".
“Nunca,
nunca me ha asustado la muerte, siempre he pensado que al nacer empezamos a
morir, y que es bueno, a veces, en nuestra soledad, reflexionar sobre ello,
porque, al fin y al cabo, nacemos y morimos solos, y conviene estar preparados.
Yo lo hice muy de joven, y conseguí
acostumbrarme a su cercanía, pensando que, en ella, comprendería la vida más
intensamente. Y así fue.
He logrado
alcanzar una buena edad, o el destino asi lo ha deparado. Ahora no me causa
pena o tristeza pensar que pronto me iré. En un todo, siempre hay un principio
y siempre hay un final, y, el mío, está escrito, de antemano, desde mi
nacimiento, como el de cualquiera de nosotros, y yo lo asumo con serenidad y
esperanza, no dejando de agradecer esta oportunidad tan magnifica de poder
verme en un espejo, un día más, y sentirme real.
Pocas
lagrimas he vertido, que he vertido, por la muerte de mis abuelos, de mis
padres, de mis hermanos, de mis amigos, de mis otros abuelos adoptados a través
de mi trabajo profesional…..aunque, dentro de mí, se rasgara el alma. He sido
frio ante la muerte, he convivido y he dormido con ella (literalmente hablando)
y no me apena echarme en sus brazos para un sueño eterno sin vuelta atrás.
Siempre he estado preparado para la muerte, de pequeño hasta ahora. Es una
historia larga que ya explicaré. No tengo miedo, podéis estar seguros, ni
siquiera en este extremo momento. He descorrido esas cortinas, desde una cama
de la UCI de Cardiología y he visto lo que hay: un último rastro de amor y
mucha paz; siempre pensando en los míos, rodeado y abrazado por los míos,
aunque no estén.
Estoy
convencido, fuera de mi libro, de la vida y de la muerte, que esto no termina
aquí. Que algo me aguarda, lo presiento incluso ahora. La muerte es algo fugaz
y a mí me espera la eternidad. Más de una vez puse en duda mis creencias, y
hasta Dios me confesó que no creía en El, pero, en realidad, me estaba probando….”
lunes, 15 de septiembre de 2014
Sentí tus azules ojos con una intensidad infinita en mi mirada
Tu boca entreabierta esbozaba una dulce sonrisa.
Tu cuerpo menudo en las sombras de una habitación silente.
Dilecto cómplice de dos almas que cruzan quedo la palabra alada,
pasado que fue, recuerdos ahora; huella, en el tiempo, indecisa,
que no por serlo, Emilio, eras de tanta vida complaciente.
Recostaba la cabeza, sin perderte, sintiendo dentro la alborada
de tu palabra, actitud, respeto y tolerante, envuelto en la brisa
de tanto sufrido, vivir, amar, saber, y saber estar prudente.
(A Emilio, padre y amigo)
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