miércoles, 17 de septiembre de 2014


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nacieron sentimientos y viví la vida en su inocencia

Modelasteis mi entorno con promesas y amores cercanos
Maduré  y encanecí en el calor de un fuego permanente
Pero, aprendí la mentira en tus ojos y en la voz silente
Arrancasteis del alma a mis hermanos
Me engañasteis en la desesperanza y en la impaciencia.

(Dolor)


 




"Si en tu mirada me hago pequeño,
no son tus ojos,
no es la distancia,
es que me voy....

Si en tu mirada me hago pequeño,
no es tu sentimiento,
no es tu olvido,
es que debo partir...

Si en tu mirada me hago pequeño,
no lo lamentes,
no te entristezcas,
es mi derecho...

Si en tu mirada me hago pequeño,
siente en el calor de tu alma
la paz de un nuevo sentido,
testimonio de mi inmortalidad...

Si en tu mirada me hago pequeño,
no hay motivo para la desesperanza,
comparte el feliz instante
el anhelado reencuentro infinito...

(Añadiendo mi palabra en una canción country)

 

 

 

 

Siento en mi alma la presión de un día gris eterno y lluvioso

en su silencio vacio de presagio alguno
que me induzca a buscar el amor de tus ojos.
Siento en la mente la nieve de un frio perenne que no me deje acariciarte.
Siento en la hondura de mi corazón el pulso de un querer inexistente.
Siento que el tiempo me abandona en mis sentimientos, y nada vuelve ya.

(A Javier en un sueño permanente)

martes, 16 de septiembre de 2014

 

Celebraré el silencio de los enamorados

que se miran a los ojos, y tienen sus manos enlazadas,

o que en un instante sienten el anhelo de abrazarse.

Celebraré el momento en que las bocas

nada pueden musitar, y los besos son luz y fuego.

Celebraré el silencio de los enamorados

cuando recorren los caminos de una tarde cualquiera,

o cuando remontan por la noche la escalera  del amor,

cuando las rosas mueren de envidia silenciosa

testigos mudos de la rendida entrega.

Celebraré el silencio de los enamorados

que tiende como un velo sagrado su espesura

y los aísla a ambos del resto de las cosas.

Cuando con el nacer del alba reciben el rayo de luz

en el que pueden estrenar su ternura como ayer.

 (A Cris, en tantos días inolvidables)

 


En el atardecer de un otoño tardío
bajo las ascuas huecas de tu mirada
sentí en tu silencio la fuerza abandonada.
La pérdida de mi hermano en un lance baldío
tristeza inmortal en mi atenazada,
cesaron los vientos de mi vida enamorada




(A Fernando en un recuerdo imborrable)

 

 


 
 
 
LUCES Y SOMBRAS, ASÍ SE DENOMINA MI BLOG

Relatará lo que trasciende más allá de la vida y de la muerte, según mis experiencias personales con miles de ancianos en mi vida profesional. Será un espacio de debate, la apertura de un consultorio, abrir un coloquio, dialogo, conversación de expertos, un intercambio de ideas, un monólogo, algo para sentirme bien pero que tratará, asimismo, de dar respuesta y consuelo al que lo demande.  

Las luces y las sombras han sido un referente en mi vida. La vida y la muerte fue una constante que transcendió de lo profesional a lo personal. Y eso ocurrió durante 15 de los 38 años de mi vida laboral al servicio del Estado. Aunque los 23 años restantes también estuvieran dedicados directa o indirectamente a la creación de programas y posteriores servicios a la sociedad, bienestar social y, al final, mejor conocimiento humano profundizando en él.

Madrid, Aragón y Castilla La Mancha constituyeron mi destino como Director de una experiencia social inédita anteriormente.

Fui Director de las tres primeras Residencias de Pensionistas de la Seguridad Social que el Ministerio de Trabajo, siendo ministro Licinio de la Fuente, instauró en España, dentro de una Plan Nacional Gerontológico, que vinieron a romper la idea concebida de Asilos y Establecimientos Religiosos dedicados a los ancianos con escasos recursos económicos, que ya venían funcionando desde décadas.

Estas Residencias de Ancianos (el Plan, en principio, recogía una por cada Provincia), nacieron en 1972, y estaban tuteladas, primero, por las denominadas Mutualidades Laborales, y, posteriormente por el Instituto Nacional de Previsión.

Yo, acababa de terminar mi carrera de Derecho en la Complutense de Madrid.
Recién acabado mi Servicio Militar. 
Y no sabía lo que el destino me deparaba, tras unas pruebas en el Servicio Social de la Tercera Edad.

 
Empecé en Madrid, en la llamada Residencia de Pensionistas del Gran San Blas. Después un gran periplo.
Y me encontré con un montón de abuelos. Un montón. Fueron los primeros que forjarían mi carácter y mi forma de ser y pensar. Transformaron mi existencia. La enriquecieron. La endurecieron. La dulcificaron. Me hicieron ser real. Al final, esos quince años fueron 5.475 días de dedicación pasiva y activa a mis queridos abuelos, días felices y días de gran amargura, de salud y dolor, aspirando el resto de sus vidas, en un encierro dorado, entre luces y sombras.

Mi experiencia en Centros radicaba en que tenía que vivir 24 horas al día con ellos.
Yo tenía 25 años.

 
De mi libro " LA VIDA EN UN INSTANTE".

“Nunca, nunca me ha asustado la muerte, siempre he pensado que al nacer empezamos a morir, y que es bueno, a veces, en nuestra soledad, reflexionar sobre ello, porque, al fin y al cabo, nacemos y morimos solos, y conviene estar preparados. Yo lo hice  muy de joven, y conseguí acostumbrarme a su cercanía, pensando que, en ella, comprendería la vida más intensamente. Y así fue.

He logrado alcanzar una buena edad, o el destino asi lo ha deparado. Ahora no me causa pena o tristeza pensar que pronto me iré. En un todo, siempre hay un principio y siempre hay un final, y, el mío, está escrito, de antemano, desde mi nacimiento, como el de cualquiera de nosotros, y yo lo asumo con serenidad y esperanza, no dejando de agradecer esta oportunidad tan magnifica de poder verme en un espejo, un día más, y sentirme real.

Pocas lagrimas he vertido, que he vertido, por la muerte de mis abuelos, de mis padres, de mis hermanos, de mis amigos, de mis otros abuelos adoptados a través de mi trabajo profesional…..aunque, dentro de mí, se rasgara el alma. He sido frio ante la muerte, he convivido y he dormido con ella (literalmente hablando) y no me apena echarme en sus brazos para un sueño eterno sin vuelta atrás. Siempre he estado preparado para la muerte, de pequeño hasta ahora. Es una historia larga que ya explicaré. No tengo miedo, podéis estar seguros, ni siquiera en este extremo momento. He descorrido esas cortinas, desde una cama de la UCI de Cardiología y he visto lo que hay: un último rastro de amor y mucha paz; siempre pensando en los míos, rodeado y abrazado por los míos, aunque no estén.

Estoy convencido, fuera de mi libro, de la vida y de la muerte, que esto no termina aquí. Que algo me aguarda, lo presiento incluso ahora. La muerte es algo fugaz y a mí me espera la eternidad. Más de una vez puse en duda mis creencias, y hasta Dios me confesó que no creía en El, pero, en realidad, me estaba probando….”

lunes, 15 de septiembre de 2014

 
 
 
 
Sentí tus azules ojos con una intensidad infinita en mi mirada
Tu boca entreabierta esbozaba una dulce sonrisa.
Tu cuerpo menudo en las sombras de una habitación silente.
Dilecto cómplice de dos almas que cruzan quedo la palabra alada,
pasado que fue, recuerdos ahora; huella, en el tiempo, indecisa,
que no por serlo, Emilio, eras de tanta vida complaciente.
Recostaba la cabeza, sin perderte, sintiendo dentro la alborada
de tu palabra, actitud, respeto y tolerante, envuelto en la brisa
de tanto sufrido, vivir, amar, saber,  y saber estar prudente.
(A Emilio, padre y amigo)